domingo, 25 de diciembre de 2011

Comprando en San Andresito

Como buen y perezoso colombiano dejé algunas ‘compras’ para hacer el mismo 24 de diciembre de este año que ya se acaba (2011). Entre mis supuestas opciones, digo supuestas porque a decir verdad no tenía ninguna, no estaba ir al sitio en donde terminé metido y mucho menos comprando lo que compre.
En mis cortos y mal aprovechados años de vida sólo recuerdo haber ido una o tal vez dos veces a aquel sitio, sitio en el cual algún vendedor, sin uno darse cuenta, lo ha observado a lo lejos y ya sabe o tiene idea de qué es lo que uno va a comprar; sólo le basta un par de ojeadas a la ropa que el ‘patrón’ lleve, principalmente a sus tenis, para saber cuánto está dispuesto a pagar. Después de eso un grito de -¿Qué busca, jefe? Le tengo ‘las diesel’, le tengo el ‘Levi’s’ ¿qué busca?- le permite a uno no dudar que ha llegado a San Andresito y que la compra se va a prolongar por un tiempito. Luego de esquivar este ‘infortunio’ se dirige uno con paso acelerado hacía el lugar o puesto donde cree podrá encontrar lo que viene a comprar y mientras va hacia allá, se va pensando en ¿cuánto lo podrá dejar? porque como buen colombiano se pide rebaja y no se compra en la primera tienda en la que se entra. Acto seguido y antes de entrar a la primera tienda uno ya ha visto por lo menos otras dos tiendas más donde venden lo mismo, sin embargo, uno entra al primer local y la persona que atiende es, por lo general, un paisa que tiene camisa Abercrombie o Ralph Lauren, que en su mayoría no son originales, jeans desgastados y tenis puma; si es mujer, ella es pelinegra, tiene unos jeans diesel o ‘leggins’ y botines o botas hasta la rodilla, su camisa que imita la piel de algún animal salvaje, preferiblemente leopardo o cebra, es ceñida a su cuerpo y escotada o descubierta en la espalda. Si es hombre o mujer es indispensable, como si fuera un común denominador, que estén tomando algo en lata que, por lo general, es RedBull o Smirnoff Ice. Después de uno ver que la persona que lo va atender se ha tomado alguito y posiblemente pueda estar medio ‘alegrón’ uno trata de hacer de cuenta que está hablando con una persona normal que no se ha tomado nada y que tampoco está escuchando la bulla que proviene del teatro en casa que tiene el localito aquel. Luego que se ha preguntado el producto y su precio viene el momento más complicado que es negociar. En este punto el comprador recurre a la manipulación y presión para que el vendedor(a) acepte su oferta inicial, oferta que es refutada por el vendedor y a su vez éste hace una nueva oferta a la cual el comprador responde: -Y para mí cuánto cuesta? ¿lo mismo? No, no, no, allá abajo me lo están dando más barato, vea hagamos una cosa, le doy $******** para llevármelo ya, ¿qué dice?- El vendedor finalmente acepta la oferta del comprador y éste último, después de ir de camino hacia su casa, sintiéndose todo un ‘duro para negociar’ dice a quienes lo acompañan – Ahh si ven cómo es que se debe comprar, uno no tiene que aceptar el precio que ellos ponen, quién dijo eso, es más, si le hubiera pedido más rebaja me la hubiese dado, pero no, con esa bullita que tenían en ese ‘chuzo’ no le podía escuchar nada, sólo escuché cuando dijo que listo, que aceptaba la oferta, es que así toca-. Y, como si fuera poco, para terminar de contar su hazaña dice: ¡Aprendan, así es que se compra en San Andresito !..

viernes, 23 de diciembre de 2011

Mi odio por Suso’s

The Suso’s Show es, en este momento, uno de los programas más vistos en el prime time criollo del fin de semana. Dicho talkshow hecho por un paisa que se hace llamar ‘el paspi’ es a mi parecer el programa más estúpido, ridículo y ocioso que tiene el canal RCN. La pinta de Suso que ridiculiza aún más su escaso humor imita una copia de lo que antes fue Heriberto de la calle. Sus hediondas cejas negras, unidas por un color negro, resaltan y dan fuerza al chiste que ha contando, haciendo que el que observe el programa se dè cuenta que su humor no está precisamente en sus comentarios Por otra parte, uno de sus incisivos centrales (dientes de enfrente) pintado igualmente de negro no es gracioso, ni cómico, todo lo contrario es desagradable y no tiene ningún tipo de gracia. Ver ese ‘no diente’ es una especie de invitación subliminal para ir a lavarle los dientes con algún producto blanqueador y no precisamente Colgate o Aquafresh. Adicionalmente, no es raro que ese gorrito de pescador que Suso usa sagradamente en cada ‘show’ guarde una cantidad terrible de caspa caliente que posteriormente con cada gesto y mueca hacen que èsta caiga en el cuadriculado y no muy bonito blazer del ‘paspi’.

Ahora, dejando un lado la ‘superficialidad’ del personaje, como lo llamaran muchos, ahondo en otra de las razones de mi odio por Suso’s. Este ‘comediante’ fuera de tener una pinta sumamente ridícula que, tal vez, encanta a los paisas o hacen que les guste por solidaridad y por esto del regionalismo, su forma de hablar es estresante y deprimente, solo basta con verlo 5 minutos, para darse cuenta de ello. Su constante y erróneo uso de la S en cuanta palabra dice, no aporta nada diferente a lo ya escuchado y hace que sus comentarios pierdan sentido y, como bien se sabe, el humorista que repite, pierde, de eso no hay duda. Si quiere usted darse cuenta por sí mismo y cree que es mentira y exageración lo escrito, bien puede comprobarlo y, tal vez, después de hacerlo entienda mi odio por Suso’s. Finalmente, a manera de conclusión digo que lo peor de todo no es su pinta, sus cejas, ni sus chistes; lo peor es que mucha gente lo ve y se ríe de todo esto. Yo a veces me pregunto: Nicolás, ¿cómo es posible que a la gente le guste esto? Y yo mismo me respondo: No es que a la gente le guste, lo que pasa es que la gente no exige y ve lo que le pongan a ver…

Y repito lo que dije ya hace un par de semanas en mi cuenta de Twitter: ¡Señor televidente, no cambie de canal, exija calidad!

@NicoSuarez91